La música conquistó inmediatamente a sus auditores e inclusive al mismo pontífice quien, de regreso a Roma, emanó un decreto (5 de septiembre) para adoptar en calidad de Himno de los Estados Pontificios la Marcha de Hallmayr.

Si bien la música es el principal patrimonio artístico de la Iglesia, los Estados Pontificios no habían tenido hasta entonces ninguna obra musical representativa. Este mismo Himno Pontificio fue el que sonó por las calles de Roma en 1929, al firmarse los Pactos Lateranenses; el acuerdo de mutuo reconocimiento entre el Reino de Italia y la Santa Sede.

El Himno Pontificio actual es obra del compositor francés Charles Gounod, que lo compuso en honor al papa Pío IX. Fue ejecutado por primera vez en público (Plaza San Pedro en Vaticano) el 11 de abril de 1869. Fue un verdadero éxito; en el órgano de prensa vaticano del día siguiente se subraya que la música fue repetida varias veces durante la ceremonia. No obstante la gran aceptación por parte del público, la obra de Gounod fue oficializada como Himno Pontificio, solo 81 años más tarde, en vísperas del Año Santo Jubilar de 1950. En tal ocasión (1949) el monseñor Antonio Allegra (1905-69), uno de los organistas de la Basílica de San Pedro, le puso letra italiana al Himno. Posteriormente, el monseñor Raffaello Lavagna (1918-2015) compuso un texto en latín; lengua oficial de la Iglesia Católica Apostólica Romana.

La primera ejecución pública del actual Himno Pontificio -bajo forma de concierto orquestal, no bandístico- estuvo a cargo de la orquesta de la Mitteldeutscher Rundfunk de Leipzig en la gran sala de audiencias Paolo VI del Vaticano. En tal ocasión -16 de octubre 1993- se celebraba el decimoquinto aniversario del pontificado de Juan Pablo II, en coincidencia al centésimo aniversario de la muerte de Charles Gounod, compositor del actual Himno Pontificio.